Lady Profeco
¬ Juan Manuel Magaña martes 30, Abr 2013Política Spot
Juan Manuel Magaña
Ni más ni menos que por instrucciones del presidente Enrique Peña Nieto, el encargado de despacho de la Secretaría de la Función Pública tuvo que iniciar una investigación sobre el caso Lady Profeco.
El caso es ya emblemático: la hija del titular de la Profeco, Humberto Benítez Treviño, de nombre Andrea, pidió el pasado viernes a verificadores de la institución que clausuraran un restaurante porque no le dieron la mesa que ella quería.
Y a la voz de ya, servidores públicos de la dependencia que dirige su padre realizaron labores de verificación del restaurante llamado “Máximo Bristot”, ubicado en la calle de Tonalá 133, en la colonia Roma, en la Ciudad de México, para al final colocarle sellos de clausura.
Tras el escándalo público que se hizo del caso, Benítez Treviño intentó un imposible control de daños y ofreció una disculpa a quien haya sido afectado por lo que llamó el “inapropiado comportamiento” de su hija Andrea.
Dijo el domingo: “Ella exageró la situación y las autoridades de la Profeco, que dependen de mí, sobrerreaccionaron indebidamente por tratarse de mi hija”
En lo personal, él intentó un deslinde al decir que desde la semana pasada se encontraba convaleciente por una intervención quirúrgica y “al enterarme de la situación, de inmediato instruí se suspendiera el operativo a fin de evitar cualquier extralimitación por parte de los verificadores” .
El control de daños era no solo tardío sino imposible, pues el asunto que perturbó la vida sencilla de gente sin poder e irritó profundamente la sensibilidad de las redes sociales, terminó por encender la gran hoguera de la opinión publicada en reclamo de una víctima grande con la que se pudiera castigar ese caso de influyentismo y abuso de poder.
La opinión informada de algunos no hizo más que recordar cómo el torpe de Felipe Calderón no hizo nada con Juan Camilo Mouriño después de los contratos corruptos con Pemex, ni con Juan Molinar Horcasitas después de la tragedia criminal de la guardería ABC en Sonora.
Con eso bastó para que la cosa tomara suficiente altura y reclamara la atención presidencial antes de que el estigma #Ladyprofeco marcara a todo un gobierno.
Y esa misma noche de domingo, la Contraloría Federal tomaba cartas en asunto para ejecutar la orden presidencial.
Todo, por una hija de papi que bien demostró su habilidad para rebasar al padre, pero que bajo ningún supuesto debió pasar por encima de una institución gubernamental que más de un control debía tener contra el berrinche de alguien.